ALIEN: COVENANT

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En el espacio nadie puede escuchar tus gritos. Después de casi cuatro décadas, esas palabras siguen siendo sinónimo de la intensidad pura e implacable de Alien, la obra maestra de terror futurista del director Ridley Scott. Ahora, el padre de esta icónica franquicia regresa una vez más al mundo que creó, para explorar sus rincones más oscuros con ALIEN: COVENANT, una aventura nueva y trepidante que rebasa los límites del terror para adultos.

En la nave especial Covenant se respira una absoluta tranquilidad. La tripulación y el resto de las 2000 almas a bordo de la embarcación pionera viven un profundo híper-sueño, dejando que Walter, un ser sintético, recorra los pasillos por sí solo. La nave se dirige hacia el planeta remoto Origae-6, donde, en el punto más lejano de la galaxia, los colonizadores esperan establecer un puesto de avanzada nuevo para la humanidad. La tranquilidad es interrumpida de manera violenta cuando una explosión estelar cercana destroza las velas de recolección de energía del Covenant, lo que trae consigo docenas de muertos y que la misión altere su curso.

Al poco tiempo, los miembros sobrevivientes de la tripulación descubren lo que parece ser un paraíso inexplorado; un edén apacible de montañas cubiertas de nubes y árboles frondosos e inmensos, que está mucho más cerca de Origae-6 y que, en apariencia, es igual de viable para fungir como hogar. Sin embargo, lo que han encontrado es, de hecho, un mundo siniestro y mortal lleno de giros y sorpresas inesperados. Una vez que se enfrentan a una amenaza terrible que va más allá de su imaginación, los exploradores asediados deberán intentar un escape desgarrador.

ALIEN: COVENANT, que se desarrolla diez años después de los eventos que sucedieron en el éxito del 2012 Prometheus, también de Scott, regresa a las raíces de la revolucionaria saga del director, con una historia única y aterradora llena de aventuras espeluznantes y criaturas nuevas y monstruosas. Con ésta, la sexta parte de la serie de exitazos taquilleros, el visionario realizador se acerca cada vez más hacia la revelación de los orígenes misteriosos de la madre de todos los alienígenas, el mortal Xenomorfo de la película original.

ALIEN: COVENANT es estelarizada por Michael Fassbender (Prometheus, 12 Years a Slave), Katherine Waterston (Steve Jobs, Inherent Vice), Billy Crudup (Almost Famous, Mission: Impossible III), Danny McBride (Pineapple Express, Eastbound & Down) y Demián Bichir. La película es dirigida por Ridley Scott (The Martian). El guión es de John Logan y Dante Harper, a partir de una historia de Jack Paglen y Michael Green. Los productores son Ridley Scott, Mark Huffam, Michael Schaefer, David Giler y Walter Hill; y la distribuidora es 20th Century Fox. ALIEN: COVENANT se estrena en cines de todo el mundo el 19 de mayo de 2017.

BIENVENIDO A BORDO DEL COVENANT

Desde el principio, Ridley Scott iba en busca de sangre.

“Creo que el primer comentario de Ridley fue, ‘Vamos a hacer una película para adultos intensa, y vamos a necesitar mucho granate’, que es un término para la sangre en el cine”, recuerda Mark Huffam, productor de ALIEN: COVENANT. “Esa fue nuestra primera conversación —nos vamos a dar a la tarea de aterrorizar a todos”.

Si alguien sabe cómo atemorizar a las audiencias con una narrativa inteligente y sofisticada es Scott. Su Alien original sigue siendo un referente habitual en el género del terror, una película con una psicología tensa y claustrofobia incómoda, tan austera y efectiva como la bestia majestuosa y despiadada que acosó por primera vez a Ellen Ripley y a la tripulación de la nave espacial Nostromo, allá en 1979. “Por gracioso que suene, siempre pensé en Alien como una película serie B, pero muy bien hecha”, comenta Scott. “El subtexto era bastante básico —siete personas encerradas en una casa antigua y oscura, quién iba a morir primero y quién iba a sobrevivir”.

Para ALIEN: COVENANT, el realizador nominado al Oscar® buscó recapturar la misma atmósfera ominosa de un peligro y terror constantes, y ofrecer al mismo tiempo nuevas percepciones que podrían añadir riqueza y profundidad a la más vasta mitología de Alien. Esa aproximación era necesaria, explica, para mantener la narrativa fresca y sorpresiva. “No te la puedes pasar siendo perseguido por un monstruo a lo largo de un pasillo —llega a aburrir”, comenta Scott. “Me vino a la cabeza que nadie había hecho la pregunta de quién hizo esto y por qué. Podías contestar que la inventaron monstruos del espacio exterior, dioses del espacio exterior, ingenieros del espacio exterior. Y no fue así. ALIEN: COVENANT va a revertir eso”.

La película empieza con una misión pacífica diseñada para llevar a la humanidad más allá de los confines de la Tierra, a una colonia que se encuentra entre las estrellas. En el manifiesto de la nave espacial Covenant hay parejas que poblarán el planeta Origae-6, junto con docenas de embriones, para ayudar a establecer una comunidad nueva. La tripulación de la nave es la encargada de protegerlos. Entre sus miembros se encuentran: el capitán Branson (James Franco) y su esposa, Daniels, jefa de operaciones de terraformación (Katherine Waterston); el segundo al mando Christopher Oram (Billy Crudup) y su esposa bióloga Karine (Carmen Ejogo); los pilotos bulliciosos Tennessee (Danny McBride) y Faris (Amy Seimetz); el jefe de seguridad, sargento Lope (Demián Bichir) y su segundo de a bordo y marido, sargento Hallett (Nathaniel Dean). Entre ellos hay alguien que no es humano, Walter (Michael Fassbender), un ser sintético, pero leal del Covenant, quien se encarga de vigilar mientras los pasajeros permanecen encerrados en crio-sueño hasta que lleguen a su destino.

Cuando una explosión estelar penetra la nave, Walter se ve obligado a despertar de manera prematura a la tripulación para salvar sus vidas. Sin embargo, una falla mecánica atrapa al capitán en su cámara de híper-sueño, por lo que sufre una muerte horrible y brutal. El incidente deja a Oram, un hombre de profundas convicciones religiosas, a cargo, y a Daniels recuperándose de la pena por haber perdido a su marido.

Daniels busca consuelo en la compañía de otra figura solitaria de la nave, Walter, quien, sin lugar a dudas, lucirá familiar para las audiencias. Es la siguiente evolución de David, el ser sintético obsesionado con Lawrence of Arabia, interpretado por Fassbender, que apareció en Prometheus. Si bien es superior a su predecesor desde un punto de vista tecnológico, su rango emocional está hasta cierto punto limitado. No puede enamorarse, y ha sido programado para ser siempre leal a la tripulación del Covenant —Fassbender lo describe como un “súper mayordomo”.

“Está ahí, primero y antes que nada, para proteger y servir, como un buen oficial de policía”, comenta el actor. “Todo en él parte de la lógica y está desprovisto de toda emoción, incluso aunque aquellos a su alrededor, particularmente Daniels, busquen algún tipo de vínculo emocional con él, pero que, en realidad, no puede haber”.

A pesar de su programación, la relación de Walter con Daniels es compleja y está teñida con indicios de afecto. Waterston dice que Daniels “llega a depender de él después de que Jacob muere. Ella se siente más a gusto a su alrededor que con el resto de la tripulación porque, en cierto modo, él está limitado desde un punto de vista emocional. Es más fácil para ella estar alrededor de alguien que no puede entender lo que ella está pasando, para que así la puedan dejar sola con su dolor. En realidad, ella no tiene porqué reciprocar con el compromiso. También siente una conexión con él porque son los únicos dos seres solteros en la nave”.

Una vez que el Covenant intenta reagruparse del desastre, se ven sorprendidos de nueva cuenta. Tennessee está afuera de la nave reparando las velas de energía, cuando escucha un mensaje críptico que suena como lo que podría ser una llamada de auxilio. La tripulación rastrea la fuente de transmisión a un planeta cercano, y Oram, motivado por su fuerte fe cristiana, opta por trazar un nuevo rumbo que llevará a la nave a un camino desconocido hacia la señal. El manto de liderazgo no se posa a la ligera sobre sus hombros —siempre carga con él un juego de cuentas de metal, que usa para calmarse cuando la presión aumenta.

“Tan pronto y le dan la oportunidad, me parece que el peso de esas poco más de 2,000 almas se vuelve inmenso y apabullante”, comenta Crudup. “Hay una cantidad tremenda de desconfianza en sí mismo cuando trata de lidiar con su propio miedo, y con respecto a liderar a tanta gente a lo desconocido. Creo que esa es una gran parte de la historia —cómo se relaciona con los otros miembros de la tripulación y cómo él, a final de cuentas, encuentra cierto sentido de confianza y claridad, y de autoridad moral, al intentar defenderlos.

“En momentos de confusión, de miedo, es cuando te tienes que concentrar en tu fe porque te dará fuerza y claridad, y no serás volátil ante situaciones de peligro”, continúa Crudup.

Su racional esposa, interpretada por la actriz británica Carmen Ejogo, también funge como sostén para Oram. “Él siente un profundo amor por ella”, comenta Crudup. “El apoyo que ella le brinda es una de las bases impulsoras para la capacidad que tiene él de llegar al final del día. No sé qué haría él sin ella, debido a la virtud que tiene ella para acceder a partes de él a las que no deja que otras personas entren”.

Una tormenta de iones que cubre la atmósfera previene al mismísimo Covenant llegar a la superficie del planeta, así que, en cambio, envían a un destacamento de desembarco conformado por científicos y personal de seguridad, mientras Tennessee se queda al mando de la madre nodriza orbitando encima de ellos. Cuando McBride, actor y guionista mejor conocido por sus papeles cómicos en películas tales como Pineapple Express, se reunió por primera vez con Scott para discutir el papel de Tennessee, el director tenía en mente un punto de referencia muy específico: comandante T.J. ‘King’ Kong, personaje que interpretó Slim Pickens en la clásica sátira Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb, de Stanley Kubrick.

“Ridley dice que Tennessee fue un homenaje a él, así que trabajamos para encontrar el sombrero de vaquero perfecto y el traje de vuelo perfecto”, comenta McBride. “Pero el personaje era tan claro en el guión, que pude ver lo que se necesitaba hacer. Ridley Scott encuentra a los actores que quiere —que sabe que pueden aportar— y después los va llevando. Si te pasas un poco, te regresa, pero siempre está ahí para ver qué es lo que le puedes proporcionar al personaje”.

Una vez que Daniels, Oram, Karine, Walter y Faris, entre otros, se dirigen a la superficie del planeta en la nave Lander, junto con el equipo de seguridad, Tennessee es dejado a cargo del Covenant con los expertos de comunicaciones y navegación Upworth (Callie Hernandez) y su marido Rick. Pero éste al poco tiempo se torna cada vez más impaciente, agobiado por un sentido de ansiedad, una vez que la tormenta previene cualquier interacción real con el equipo que se encuentra en tierra. “Una de las cosas más interesantes del guión es el hecho de que la nave está llena de parejas, así que de inmediato incrementa los riesgos del terror”, comenta McBride. “No sólo se trata de tu propia supervivencia, sino también aquella de la persona con la que fuiste ahí”.

Después de un largo periodo de frustrante silencio, deberán decidir si acercan al Covenant al planeta. Upworth choca con Tennessee por seguir el protocolo de no poner en peligro al Covenant y sus ocupantes humanos. “Hay una impotencia enloquecedora”, explica Hernandez (La La Land). “Han perdido la conexión. Si estás intentando ponerte en contacto con un compañero humano en cualquier contexto, si estás perdiendo conexión, luchas para que esa conexión regrese. Eso es lo que Tennessee está intentando hacer”.

Al maniobrar a través de la tormenta, el Lander sufre daños, pero el equipo aterriza de manera segura en el planeta, sólo para descubrir unos paisajes imponentes y majestuosos. Pero hay algo inquietante con respecto al magnífico terreno —el ambiente es muy silencioso. “El planeta es maravilloso y espectacular, y, a escala, algo amenazador”, explica Scott. “El planeta es un planeta muerto, es una casa embrujada. No hay forma de vida excepto las plantas y los árboles. No hay animal alguno”.

Mientras Faris se queda cerca del Lander para hacer las reparaciones necesarias, Karine, acompañada por el cabo Ledward (el actor australiano Benjamin Rigby), un escolta de seguridad, se atreve a tomar muestras biológicas. Su viaje hacia un paisaje cada vez más inusual sale tremendamente mal —Ledward, de manera inexplicable, sufre una terrible enfermedad, y Karine lucha por llevarlo de inmediato a la bahía médica del Lander.

Ya de regreso en la nave, Faris comienza a recibir llamadas de auxilio frenéticas de sus colegas. “Ridley filmó esto conmigo debajo del Lander en medio de Milford Sound en Nueva Zelanda”, recuerda Seimetz (The Girlfriend Experience). “Estaba sola, escuchando estos fragmentos aterradores en mis audífonos y reaccionando ante ello. No puedo hacer nada al respecto porque no sé dónde están —suenan confundidos, el interfono se está descomponiendo. Fue inquietante, pero sorprendente crear la escena de esa manera porque para Ridley fue muy efectiva desde un punto de vista de actuación”.

Cuando Ledward y Karine llegan a la bahía médica se desata el infierno en un abrir y cerrar de ojos. De lo que Karine es testigo bajo las brillantes luces fosforescentes es el horrible nacimiento del Neomorfo, la encarnación alienígena más reciente en unirse al olimpo de monstruos de la franquicia. Ejogo comenta: “Karine no tiene idea de qué es este ser, y es el misterio de lo que es, en ese momento, lo que es más tangible y poderoso. No es como si se estuviera enfrentando a un tigre, donde ya sabes qué es lo que viene. En este caso, no hay forma de negociar con estas criaturas”.

“Es el primer momento auténtico en el que se les recordará a las audiencias del pavor que hemos llegado a asociar con las películas de Alien”, añade. “Puedes sentir que algo se ha puesto en marcha que está tan lejos de nuestro entendimiento, que será aterrador”.

Las cosas se salen rápidamente fuera de control una vez que la bestia arrasa a través del Lander, amenazando todo lo que se topa en su camino. La tripulación se encuentra en aprietos desesperados para cuando llega la ayuda en forma de una figura encapuchada misteriosa, quien parece tener una extraña medida de control sobre las especies depredadoras. El salvador inesperado resulta ser David de la nave Prometheus, quien ha estado varado en aislamiento durante casi una década, y ciertamente se ve con una pobre condición física.

“Cuando conocemos a David en ALIEN: COVENANT, ya se ve muy descuidado”, comenta Fassbender, quien además de interpretar a Walter, aquí repite su papel de Prometheus. “Su cabello está largo, está desaliñado y ha estado viviendo solo en este planeta y explorando su lado creativo —interpretando música, pintando, dibujando”.

David encabeza a los aterrados exploradores al refugio de una ciudad abandonada, pero cada minuto que pasa representa una amenaza nueva y más compleja. “A estas alturas, sólo estamos intentando sobrevivir, y hacerlo en una pieza, pero estamos comenzando a perder gente y ya perdimos a nuestro Lander, nuestro único vehículo de escape”, dice Bichir (A Better Life, The Hateful Eight). “Lope tiene que recuperar el control y mantener la calma a como dé lugar”.

Incluso para un soldado veterano, ver cómo aniquilan a su equipo es devastador. “Ni siquiera en sus pesadillas más salvajes se pudo imaginar que esto le podía pasar a un ser humano —no saben lo que es, y encima de todo ello, el amor de su vida, Hallett, está en riesgo”, comenta Bichir.

En cuanto a la autenticidad de la relación entre Hallett y Lope, Dean comenta: “Han estado casados ya por unos cuantos años. Se quieren. No estamos enfatizando el hecho de que son homosexuales. Me parece maravilloso que Ridley y los productores hayan puesto esta trama en el contexto del espacio, en la franquicia de Alien, porque a estas alturas esperas que, para la humanidad del futuro, esto ya no represente problema alguno. Son buenas personas que se quieren, ¡quienes resultan ser soldados tremendos y buenos con las armas M-4!”.

Bichir y sus compañeros actores de pelotón recibieron entrenamiento intensivo de armas y acondicionamiento, pero además de estos preparativos físicos, Bichir apreció el inmenso valor de las sesiones individuales que tuvo con Ridley Scott para desarrollar la vida interior de Lope. “En ocasiones, trabajas en filmes donde no ensayas o incluso no hablas acerca del personaje con tu director”, comenta Bichir. “Hay muchas maneras de abordar el trabajo, y se supone que debes estar listo para resolver cualquier problema bajo cualquier circunstancia, pero tener la oportunidad de tener esas sesiones con este hombre, fue una parte increíble del proceso”.

De hecho, en el set, Bichir encontró la experiencia de trabajar con Scott muy emocionante. “Su nombre es de ésos que siempre pones en tu carta de Navidad”, comenta Bichir. “Hubiera deseado ver cómo escribió Julio Verne, o haber visto a Miguel Ángel trabajar en la privacidad de su estudio. Cuando tuve la oportunidad de trabajar con un genio de mi propia época, lo vi como un regalo”.

“Creo que Ridley confirma que los grandes maestros hacen todo muy fácil, sencillo y con amor”, continúa Bichir. “Él, desde luego, tiene un gran conocimiento práctico, además de ser muy inteligente. Y la manera en la que resuelve todo es sencilla, muy fácil dentro de su propia complejidad. Tenía más energía que todos nosotros juntos. Siempre está ahí y siempre está listo”.

Si bien Bichir pudo haber sido nuevo en trabajar con Scott, ALIEN: COVENANT representa la tercera colaboración de Fassbender y el director después de Prometheus y The Counselor. “Michael es un gran actor y tiene un gran sentido del humor”, comenta Scott. “Siempre me divierto trabajando con él, que es muy importante. Siempre estoy en búsqueda de ese lado de Michael, que es su sentido del humor travieso”.

Juntos, el actor y el realizador exploraron todo el complejo sistema de circuitos programado en David, incluso apelando a su lado ladino y subversivo. “Ridley y yo intentamos encontrar el humor en él, sus ritmos cómicos intrínsecos”, comenta Fassbender. “Cuando nos reímos, todos bajamos la guardia, así que cuando nos quedamos paralizados por falta de humor somos más propensos a experimentar otras cosas como el shock y el terror con un efecto más rotundo”.

Una vez que el peligro se incrementa a un paso vertiginoso, la tripulación del Covenant deberá llevar a cabo una misión de rescate osada si quieren que alguna de sus almas escape. Al apelar a su heroína interna, Daniels se hace cargo en tierra. “La película se desarrolla a un ritmo desenfrenado”, comenta Waterston. “No hay tiempo real para que los personajes procesen lo que está sucediendo. Todo mundo se ve forzado a actuar”.

Al seguir los pasos seguros de Ripley, interpretada por Sigourney Weaver, Waterston se centró en darle un lugar a Daniels en el legado más amplio de las heroínas de Scott. “Ridley es un director que siempre ha representado a la mujer de una manera honesta y creíble; siempre se ha sentido atraído hacia ese tipo de personajes”, comenta Waterston. “Daniels es el tipo de persona que, ante la crisis, es más lúcida. Al principio de la película, Daniels es capaz e inteligente, y es buena en su trabajo, pero no creo que se vea en lo absoluto como una figura heroica. Una vez que los eventos de la película se desarrollan, es capaz de funcionar y pensar claramente en esos momentos de crisis. Para mí fue más fácil identificarme con ella cuando se da cuenta que es capaz y valiente, en vez de que haya nacido lista para el combate. No conozco a nadie así”.

Scott notó por primera vez a Waterston gracias a su revelador papel en la adaptación de Paul Thomas Anderson de la novela de Thomas Pynchon Inherent Vice, en el 2014, y dice que encarnó de manera perfecta el papel de Daniels. “Necesitaba a alguien que fuera imponente desde un punto de vista físico; alta, atlética y una gran actriz”, dice el director. “Y ella es especial. Lo interesante es que tanto ella como Billy Crudup provienen del teatro, y los dos aportaron en gran medida su técnica, su conocimiento y su sensibilidad. Cuando estás haciendo una película como ésta —con gente que se muere de manera constante y bajo gran coerción— debe de haber una demostración constante de miedo. Hay muchos colores para el miedo, muchos colores para el remordimiento. Una persona que tiene antecedentes en el teatro, se sumerge a lo más profundo y puede lograr eso. Eso ayudó enormemente”.

El productor Huffam, también, fue rápido en elogiar el trabajo de Waterston en el filme. “Katherine tenía unas grandes botas que llenar, y lo hizo de manera absoluta”, comenta. “Tenía un entusiasmo formidable por el papel, y siempre estuvo lista ante cualquier cosa que le aventamos. Cables que la sujetaban la tenían volando por los cielos, se golpeaba contra plataformas de acero, se involucraba en peleas. Parecía que se alimentaba de todo ello. Ha asumido a cabalidad a la heroína de acción”.

El aspecto físico del papel requirió que la actriz pasara por un entrenamiento de acondicionamiento arduo, una preparación extensa de combate y lecciones detalladas en el manejo de armas. “Era como si estuviera en un parque infantil”, comenta Waterston. “Fue muy divertido aprender coreografía de combate y explorar ese lado agresivo propio, al que no se me invita a explorar con frecuencia en mi vida personal o en el cine”.

Si bien el papel protagónico femenino enérgico y vigoroso de Waterston pertenece a un linaje de heroínas poderosas de Scott, las amenazas monstruosas a las que se enfrenta son totalmente frescas y nuevas —incluso hasta el momento cuando el clásico Xenomorfo hace su grandioso y culminante regreso. “ALIEN: COVENANT, para mí, es en muchas maneras como la primera Alien”, comenta Fassbender. “Es cruda y oscura, y desde el mero principio, cuando el Covenant choca contra la tormenta espacial, se ponen en marcha una serie de eventos que no se detiene hasta el último encuadre. A diez minutos de comenzado el filme, se vuelve implacable. Me parece que esta película va a ser la más aterradora de todas”.

Es verdad. Con ALIEN: COVENANT no hay duda alguna que el visionario Scott ha regresado a su elemento, al crear una experiencia audaz, singularmente aterradora y visceral con la actitud y valentía de una película clásica de Alien. No esperen nada menos que terror implacable y vertiginoso para adultos.

“Espero que la película inquiete mucho a la gente, que ayude a que tus arterias comiencen a bombear sangre, que haga que tu corazón palpite”, comenta el realizador. “Espero que te quede la garganta muy seca y que no puedas retirar tus ojos de la pantalla. Es muy difícil hacer que la gente se aterre realmente, pero esto quizás y les genere algunas pesadillas. Y eso es bueno”.

ALIEN: COVENANT se rodó durante 74 días en los foros de Fox Studios Australia y en locaciones de Milford Sound, Nueva Zelanda, en el 2016. Scott le encomendó al diseñador de producción Chris Seagers que se encargara de ejecutar su visión de la nave que le da nombre al título.

“Las naves siempre son difíciles”, añade Scott. “El Covenant es una nave pionera parecida a las viejas carretas que iban por la pradera. Esta nave no es una mugrienta, esta nave es pionera en una misión científica, que transporta gente y equipo para colonizar otro planeta. Lógicamente, es como un tren de carga —dividida en tres secciones con empalmes hexagonales, que son cocheras inmensas. Cada sección se separa —cosa que sólo puede suceder una vez—, aterriza en torres de alta tensión y después cuentas con una bodega inmensa con todo este equipo”.

“Le mencioné a Ridley el hecho de que las plataformas petrolíferas son casi como naves espaciales”, comenta Seagers (Deepwater Horizon, Fantastic Four). “Por fuera se ven como grandes latas, pero en su interior están llenas de tecnología, y no necesariamente requieren de personas. Son autómatas. Es lo mismo con la tecnología espacial. Todo es acerca de la guía y la navegación, y eso le gustó. Así que, empezamos a conseguir muchas referencias de ese tipo de mundo industrial”.

Así como con otros elementos de la producción, la Alien original probó ser una piedra angular importante. Para incrementar el sentimiento claustrofóbico del interior del Covenant, Seagers y su equipo mantuvieron bajos los techos de la embarcación y escondieron sus pasillos en la oscuridad. Hacer que el puente de la nave fuera funcional era importante para Scott, quien buscó crear una experiencia táctil para los actores. Para tal fin, el equipo de diseño de producción instaló 1,500 circuitos para que cada interruptor y cuadrante funcionaran.

“Sentí como si estuviera en una nave funcional”, comenta Fassbender. “Los pasillos, el puente y la cámara de sueño —todos estos elementos de diseño de producción estaban muy detallados y eran sofisticados. Esto resulta ser muy raro en películas de fantasía o de acción de alto concepto. Por lo general, sueles utilizar mucho la pantalla verde. Usamos algo de pantalla verde, pero gran parte de ello estaba ahí para que nosotros lo exploráramos, para tocarlo e interactuar con él, que, en la actualidad, es algo muy extraño de hacer”.

“Cuando pusimos pie en esa nave, te sentías como un niño”, añade Crudup. “No podías creer ni siquiera tus propios sentidos —sentías como si fueras parte de una misión espacial”.

El deseo de Scott por el realismo y la escala era algo que emocionaba al supervisor de efectos especiales Neil Corbould. “Ridley es un director muy visual, y le encantan las atmósferas”, explica Corbould. “Incluso cuando se trata de goteras, es muy preciso dónde deben estar o qué tan grandes deben ser. Es muy meticuloso con respecto a la apariencia de cada pequeño detalle y le encantan las cosas tangibles, que es música para nuestros oídos porque nos da la oportunidad de construir plataformas muy grandes y sets imponentes”.

Dos de esas plataformas eran cardanes inmensos —uno que pesaba 10 toneladas, el otro 40— construidos para soportar porciones de los sets del Lander y del Covenant para secuencias de acción en las que las naves sufren daños sustanciales, ya sea por descender a través de la tormenta de iones o del impacto de la explosión estelar. “El cardán de 10 toneladas tenía la cabina del Lander”, comenta Corbould. “El cardán de 40 toneladas donde estaba la nave Covenant era como de veinte metros de largo y seis metros de ancho. Todo tenía que sacudirse y estremecerse, que es una gran tarea”.

Las escenas del exterior del planeta fueron rodadas en Milford Sound y en foros de Fox Studios, donde los sets se iluminaron para imitar la belleza inquietante de la locación natural. “El clima real de Milford Sound nos sirvió de inspiración”, comenta el director de fotografía Dariusz Wolski, un colaborador frecuente de Scott. “Es muy nuboso, con luz suave. En ocasiones, el sol se asoma, pero básicamente son nubes y montañas dramáticas que aparecen y desaparecen entre nubes. Siempre hay llovizna. Igualamos eso en el foro. Insistimos en que todo fuera gris y tuviera neblina, como un amanecer o atardecer constante”.

Para las escenas interiores en la ciudad abandonada, Scott buscó capturar una apariencia pictórica del siglo XVIII para algunas habitaciones, en las que la luz suave debía sentirse como si proviniera de velas. Wolski y el departamento de cámara idearon un sistema ingenioso y efectivo para iluminar a los actores.

“Inventamos luces con control de movimiento”, explica Wolski. “Cuando un actor entraba, la luz se prendía, y cuando se alejaban, se apagaba. En un principio íbamos a hacer que el equipo de efectos visuales lo hiciera, pero una vez que decidimos que nosotros las íbamos a operar, el sistema no dejó de mejorar conforme pasaba el tiempo. Sólo hay unas cuantas escenas así, pero son muy intensas”.

Efectos visuales con tecnología de punta fueron utilizados para embellecer lo que se había capturado de manera práctica en el set. Para ALIEN: COVENANT, el supervisor de efectos visuales Charley Henley reclutó a algunas de las compañías principales de efectos visuales del mundo, incluyendo Animal Logic, ubicada en Sídney, MPC (Moving Picture Company), en el Reino Unido, y Framestore, en Montreal, Canadá. Uno de los retos para el departamento de efectos visuales fue la cantidad de locaciones que necesitaban reproducir o mejorar, que iban desde ambientes espaciales y exteriores del planeta hasta la ciudad abandonada, donde vive David, y sus interiores.

“Por ejemplo, el ‘Vestíbulo de Cabezas’, donde hay una buena cantidad de escenas clave, era un set fantástico construido con una serie de enormes cabezas, pero debido al espacio del foro y la complejidad de construir esos elementos físicos, recayó en nosotros extender la parte superior de las cabezas, hasta el techo”, comenta Henley. “Sin embargo, intentamos no exagerar. Si estábamos haciendo una toma generada por computadora, por ejemplo, nos asegurábamos que la cámara de gráficas de computadora estuviera capturando algo que pudiera hacerse en el mundo real con cámaras reales”.

Henley, cuya relación profesional con Scott se remonta a Gladiator, en el 2000, dice que quedó impresionado de manera constante con el método práctico del director. “Una de las cosas asombrosas de trabajar con Ridley es que él hace sus propios storyboards”, comenta Henley. “Son fantásticos, con una exactitud increíble —puedes ver cómo todo se desarrolla, como si lo estuvieras viendo a través de la cámara. Incluso al verlos, también te da una sensación de cómo va a ser la iluminación”.

De igual manera, fue Scott a quien se le ocurrió la necesidad de contar con el Neomorfo, que hace su debut en ALIEN: COVENANT como la forma de vida mortal más nueva, junto con los huevos de alien, el Chestbuster, el Facehugger, y, desde luego, el Xenomorfo adulto. Al conjurar al alienígena, el director hizo referencia tanto al innovador y apasionante trabajo del ya finado surrealista suizo H.R. Giger, cuya imaginación estaba detrás del original y aterrador Xenomorfo de Alien, como a maravillas del mundo natural, tales como el escalofriante tiburón Goblin, una especie rara de depredador de aguas profundas, que tiene piel traslúcida y una quijada de bisagra.

“Diseñar el Neomorfo fue difícil”, comenta Scott. “Fue un gran reto que se me ocurrió porque necesitaba algo más, además del sospechoso común. No quería que eso se desgastara —quería rescatarlo. El Neomorfo, en cierto sentido, es la primera generación de un alienígena, pero necesita una forma de vida humana para subsistir y, si gustas, con la que mezclarse, copular”.

Al trabajar a partir de las ilustraciones de Scott de cómo el Neomorfo debía ser y moverse, el supervisor de diseño de criaturas Conor O’Sullivan y su equipo se dieron a la tarea de colaborar con Henley y el departamento de efectos visuales en el diseño. Henley explica: “El material de Conor y su equipo se veía fantástico —criaturas prácticas con sangre real y una funcionalidad auténtica. En general, nosotros sólo hacíamos mejoras. Cuando había mucho movimiento de la criatura, podíamos crear movimiento muscular y la libertad para moverlos de una manera que no se pudo hacer de manera práctica. Fue una asociación para aportarle, en general, tanto realismo como fuera posible”.

De igual manera, el reparto estaba impresionado con la destreza precisa de O’Sullivan y su equipo. “Hay detalles en los alienígenas que no noté hasta que estaba de cerca”, comenta Ejogo. “La disposición por dar ese esfuerzo de más fue increíble. Había una devoción al legado y a la posibilidad que representaba esta forma de arte. Fue artesanía al más alto nivel”.

Crudup agrega: “Su inteligencia es una de las cosas que los hace únicos. Ridley está realmente interesado en la biología, por lo que todos los componentes que conforman al alien son cosas que extrajo de la naturaleza. Si bien hay algo místico en lo que a ello respecta, también hay algo muy familiar”.

Esa misma atención se le prestó al vestuario. Janty Yates, cuya antigua relación laboral con Scott incluye películas tales como Gladiator, Kingdom of Heaven, Robin Hood, Prometheus y The Martian, se dio cuenta rápidamente que, para un filme donde las balas vuelan y cantidades copiosas de sangre humana y alienígena se desparraman por toda la pantalla, muchas copias se iban a necesitar para cada atuendo.

“Tuvimos que hacer copias de cada una de las prendas para los dobles de riesgo…incluso para la herida de bala más ligera, necesitábamos crear vestuario nuevo”, comenta Yates. “Ridley también dijo que, a excepción de los trajes de dormir, no quería que nadie utilizara el mismo atuendo. Así que el equipo de seguridad tenía chalecos tácticos, botas más agresivas y un arsenal mucho más grande. Necesitábamos hacer que se viera eso, y después proceder con las réplicas. Todo el tiempo, cada minuto contaba”.

No obstante, Yates diseñó toques ingeniosos e íntimos, como es el caso de Daniels cuando, estando de luto, usa la ropa de su marido en la nave, envolviéndose en su recuerdo. Momentos como estos, dice, hacían eco a la icónica primera película que Scott hizo de la franquicia. “Alien rompió el molde porque esa nave espacial estaba mugrienta”, comenta Yates. “Se veía habitada. Su guardarropa estaba desgastado. Había camisas hawaianas. Había un uniforme, pero era tan informal como tal que casi ni lo notabas. Tomó un rumbo completamente distinto de las imágenes espaciales de filmes anteriores”.

ALIEN: COVENANT sí requirió que Yates también apelara a su lado más técnico. Para el piloto de Danny McBride, ella y el diseñador de trajes espaciales asociado Michael Mooney delinearon un traje espacial al que le llamaron “Big Yella”, en forma de un enorme traje submarino. Mooney y FBFX, ubicada en Londres, diseñaron los trajes espaciales amarillos, hechos de fibra de carbón, que aparecen en el filme. “Es una cosa de belleza absoluta y tecnología increíble”, comenta Yates. “Tennessee lo utiliza cuando está arreglando cosas afuera de la nave. Deberá sobresalir con respecto a estas enormes velas oxidadas. Se veía hermoso”.