Ansiedad y depresión, dos condiciones que toman fuerza en la pandemia

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Man fired from job sitting hold the head with hand and worried stressed face expression outside office

En estos tiempos de pandemia, en que nos vemos colmados de incertidumbres o situaciones difíciles que enfrentar, la Psiquiatra Balkys Álvarez del Hospital Paitilla nos comenta que “definitivamente hay un riesgo psicosocial de que este evento traumático esté sobrepasando daños sociales y en salud mental”.

Durante una pandemia las manifestaciones psicosociales más frecuentes son: ansiedad, depresión, duelos, reacciones de estrés, estrés peri traumático, crisis emocionales, pánico, tensión, miedos y reacciones adaptativas.

Se habla de ansiedad patológica, cuando los síntomas ansiosos, la preocupación o los síntomas físicos se han prolongado en el tiempo, hay un sufrimiento intenso y causa malestar clínicamente significativo en áreas importantes del funcionamiento de la persona.

Debemos estar atentos ante la aparición de ciertos síntomas muy definidos, sobre todo si no los hemos sentido antes. En la ansiedad hay preocupación excesiva (anticipación), con algunos otros síntomas como: Inquietud “nervios de punta”, fatiga, dificultad para dejar la mente en blanco, irritabilidad, tensión muscular y problemas de sueño.

Los criterios para la depresión como trastorno es la manifestación de un estado de ánimo deprimido (tristeza, vacío, desesperanza), pérdida del interés o placer, disminución de la vitalidad, diminución o aumento de apetito, problemas de sueño, enlentecimiento o inquietud motora, fatiga, sentimientos de desesperanza, minusvalía o culpa, dificultad para concentrarse, pensamientos de muerte recurrentes. Para ser considerado un trastorno depresivo estos síntomas deben estar presentes por lo menos durante dos semanas.

Ambas condiciones pueden coexistir, por ejemplo el paciente puede demostrar sus patrones de sufrimiento prolongado como tristeza, mientras que la ansiedad la puede manifestar con miedo y ansiedad de una forma más corporal.

La persona que manifieste cualquiera de las dos condiciones, requiere apoyo de su entorno familiar para poder salir adelante, aquí mostramos algunas sugerencias para sobrepasar este episodio:

  1. Mantenernos activos es positivo, libera estrés y refuerza la autoestima.
  2. Realizar ejercicios físicos y de relajación
  3. Recordar la importancia del autocuidado.
  4. Organizar los tiempos de trabajo, tomar descansos.
  5. Tener un patrón de sueño regular
  6. Conectar con otras personas
  7. Buscar contacto con la naturaleza
  8. Apoyo espiritual es generalmente un instrumento valioso.
  9. Reflexionar sobre la experiencia que estamos viviendo y lo que ha significado en nuestras vidas.

Es necesario reconocer los grupos vulnerables, ya que pueden verse afectadas varias personas en la misma familia. Nos dice la Doctora Álvarez que “hay que implementar la atención de salud mental individual y grupal a personas, familias y comunidades afectadas”.

Una recomendación es que hay que individualizar cada caso, “no hay que “medicalizar la atención”, ni tratar a todas las personas como “enfermos mentales””. En caso tal que el paciente cumpla criterios diagnósticos para un trastorno mental, el abordaje farmacológico se dará en base al diagnóstico del paciente.  Es importante señalar que debemos estar atentos ante los signos que puedan indicar que nos enfrentamos a una crisis que conlleve complicaciones asociadas: como la conducta suicida, conducta desorganizada, agitación psicomotora y esto causa un alteración en el funcionamiento social y cotidiano.  Ante estos síntomas más extremos es imprescindible contactar al médico para instrucciones.

Como hemos mencionado, el apoyo familiar es crucial para el bienestar del paciente.  “Hay que evaluar las necesidades psicosociales de cada individuo.  El entorno familiar juega un rol de apoyo, sosiego, ánimo y contención ya que muchas veces son la primera ayuda emocional.  Recomiendo que la familia se mantenga en escucha activa y se conecte con quien necesita el apoyo; preguntar por las necesidades, ayudar a tranquilizar y afrontar problemas, conectar con los seres queridos y las redes de apoyo, ofrecer información, facilitar el acceso a los servicios de salud mental”.  Nos recomienda la Doctora Álvarez del Hospital Paitilla,