Moody’s Ratings: Perspectiva Global Bancos 2025

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Moody’s Ratings ha cambiado la perspectiva global de los bancos a estable desde negativa, lo que refleja nuestra expectativa de que la estabilización del crecimiento económico y la flexibilización monetaria favorecerán el entorno operativo de los bancos, aliviarán la presión sobre la calidad de los activos y ayudarán a recuperar el crecimiento de los depósitos. Sin embargo, los conflictos geopolíticos, las tensiones comerciales y los cambios de políticas tras las elecciones en EE. UU. generarán incertidumbre y riesgos significativos.

Las principales tendencias en América Latina reflejan un panorama estable. 

Las condiciones operativas de los bancos serán estables. Es probable que la inflación en toda la región esté bajo control en 2025, a tasas por debajo de los niveles de los últimos tres años, lo que les permitirá a las autoridades monetarias estabilizar sus tasas de interés. El crecimiento económico en Brasil (Ba1 positiva), Chile (A2 estable) y Perú (Baa1 estable) seguirá superando los promedios históricos de alrededor del 2.0%. Sin embargo, en México, es probable que el crecimiento económico se desacelere debido a los riesgos políticos, en particular los relacionados con la reforma judicial de 2024, que han socavado en parte la influencia positiva del nearshoring sobre la confianza empresarial. En Brasil, la persistencia de los riesgos inflacionarios seguirá ejerciendo presión sobre la capacidad de pago de los prestatarios, lo que moderará en cierto modo el apetito por el riesgo en 2025.

Las condiciones macroeconómicas favorables respaldarán la calidad de los activos. La capacidad de pago de los préstamos por parte de los prestatarios mejorará, gracias a las bajas tasas y mercados laborales más sólidos. Los nuevos recortes de tasas en EE. UU. fomentarán la originación de préstamos en países con altos niveles de dolarización, como Uruguay (Baa1 estable) y Panamá (Baa3 estable), así como en Centroamérica. Los préstamos vencidos de los bancos se mantendrán en general estables en la mayoría de los países, respaldados por la búsqueda de prestatarios de mejor calidad para otorgar nuevos préstamos. Sin embargo, la calidad de los activos de los bancos de Colombia (Baa2 negativa) seguirá bajo presión por las difíciles condiciones de refinanciamiento para los consumidores y pymes. Para mitigar los riesgos de activos, los bancos mantendrán reservas considerables para pérdidas crediticias, con una mejor aplicación de la tecnología para analizar el comportamiento de los clientes y las estructuras de garantía.

La generación de utilidades seguirá respaldando la capitalización. La capitalización interna de los bancos se mantendrá estable, lo que respaldará sus indicadores de capital. Los bancos de toda la región han reforzado sus estructuras de capital en respuesta a que los reguladores locales han alineado sus marcos contables con los estándares globales. En Chile y Perú, los bancos han aumentado su capital básico. En Brasil, los bancos han ampliado sus reservas por encima del capital mínimo obligatorio en previsión de las nuevas normas para cubrir riesgos operativos, que entrarán en vigor en 2025.

La rentabilidad seguirá siendo sólida. La recuperación de los volúmenes de préstamos y la disminución gradual de los gastos de provisiones para pérdidas crediticias respaldarán la rentabilidad de los bancos. Si bien los márgenes en América Latina se mantendrán por encima del promedio global, estos seguirán bajo presión debido a la caída de las tasas de interés, los costos de financiamiento aún altos y la competencia. Los bancos seguirán controlando estrictamente los gastos operativos para financiar la inversión en digitalización. Aumentarán el uso de nuevas tecnologías, incluida la inteligencia artificial generativa, para mejorar las evaluaciones del riesgo crediticio y las relaciones con los clientes, además de hacer frente a la intensa competencia por los clientes, especialmente por la reciente llegada de empresas de tecnología financiera (fintechs) y bancos digitales.

El fondeo y la liquidez se mantendrán fuertes. Las grandes bases de depósitos les permitirán a los bancos aumentar la originación de préstamos, con necesidades limitadas de refinanciamiento, sobre todo a medida que la expansión de los sistemas de pago digitales genere nuevas cuentas bancarias. Además, la liquidez en los mercados locales de capital seguirá siendo abundante, especialmente en Brasil y Chile, lo que les permitirá a los bancos limitar su dependencia del fondeo internacional y reducir su sensibilidad a la volatilidad de las condiciones de financiamiento globales. En general, los bancos mantendrán carteras de inversión con una gran proporción de títulos de alta calidad emitidos en el mercado local.

La voluntad de los gobiernos de apoyar a los bancos de importancia sistémica seguirá siendo sólida, aunque las limitaciones fiscales seguirán planteando desafíos en algunos sistemas. Consideramos que existe una alta probabilidad de que los gobiernos apoyen a los bancos que tengan grandes bases de depósitos o que sean propiedad mayoritaria de los gobiernos federales. Sin embargo, la capacidad real de los gobiernos para brindar apoyo puede ser algo limitada en los países que enfrentan restricciones fiscales significativas, como Brasil, Argentina (Ca estable), Colombia y Chile.

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