El gobierno corporativo, entendido como el conjunto de prácticas que rigen las relaciones entre los administradores y todos aquellos que invierten recursos en la empresa, es imprescindible para que las organizaciones tengan una estructura clara, líneas de responsabilidad definidas y procedimientos eficaces de identificación, gestión, control y comunicación de riesgos.
De igual manera un sistema de gobierno corporativo permite guiar a la organización en sus principales directrices estratégicas, reforzar la confianza de los inversores, acreedores y clientes y por lo tanto mejorar la eficiencia económica y la sostenibilidad, asegurando la creación de valor en el largo plazo.
Otra forma de abordar el concepto de gobierno corporativo es compararlo con una caja de herramientas, que permita a las cualquier tipo de organización (privada, de propiedad del Estado de capital cerrado, listada en Bolsa, de corte familiar) contar con instrumentos puntuales que ayuden a mejorar la gestión y la transparencia a través de una clara separación de roles por parte de la Alta Gerencia, la Junta Directiva y la Asamblea General de Accionistas.
A medida que las organizaciones evolucionan desde su creación deben ampliar el número de herramientas de gobierno corporativo, así como sofisticar las que ya cuentan en sutoolkit.
Un ejemplo es la Junta Directiva, órgano de gobierno clave, con amplias responsabilidades para el ejercicio de las funciones de orientación estratégica, supervisión y control de la gestión encargada a la Alta Gerencia. En una empresa unipersonal donde por el tamaño de la organización las funciones operativas se encuentran concentradas en una persona, quien además es el propietario, es difícil pensar en la posibilidad de contar con esta herramienta. Sin embargo, a medida que la organización evoluciona y crece, es posible que aun cuando el control en la gestión y la propiedad siga concentrada en una persona, por su dimensión requiera delegar funciones administrativas a terceros que no necesariamente tienen una participación accionaria en la empresa.
En ese punto, dado el nivel de complejidad, la empresa debería contar con una la Junta Directiva, como cuerpo colegiado que le dé al propietario el espacio para separar sus funciones como gerente general, de las referidas a su rol como propietario, de manera que se pueda evaluar la estrategia de largo plazo, así como la gestión de riesgos de la empresa. En ese sentido, la Junta Directiva, además debe tener claramente definidas sus funciones, su dimensión y el perfil de sus miembros, debe adecuarse a las necesidades de gobierno de la sociedad.
A medida que la empresa evoluciona y sigue creciendo, requerirá no sólo más miembros con un perfil profesional más balanceado, incorporando miembros externos e independientes con experiencia en nuevos campos, sino que también necesitará comités de apoyo (los principales son los referidos a la Auditoría/Riesgos, Gobierno Corporativo y Nombramientos/Retribuciones).
De la misma forma que ocurre con la Junta Directiva, herramientas como el Derechos y Trato Equitativo de Accionistas, la Asamblea General de Accionistas, la Arquitectura de Control y la Revelación de Información Financiera y No Financiera deben ajustarse a la edad de la organización.
En la medida en que dichos instrumentos de gobierno se apliquen de adecuadamente, permitirán que la organización esté en mejores condiciones de afrontar nuevos retos y seguir creciendo. Aquí reside la importancia del gobierno corporativo, concepto que no debe entenderse como un fin en sí mismo, sino como un medio, no el único, para contribuir al fortalecimiento y sostenibilidad de la empresa.
Es así que, conscientes de la necesidad de impulsar la competitividad responsable, tanto a nivel agregado como empresarial, CAF viene promoviendo desde hace más de una década las buenas prácticas de gobierno corporativo en la región, generando aportes conceptuales, herramientas y apoyo en las implementaciones efectivas para difundir y generar conocimiento sobre la importancia del tema, así como experiencias concretas en su aplicación práctica.
Por ello, hemos promovido y fortalecido prácticas en la mejora de los marcos regulatorios, donde nos hemos constituido en un referente para América Latina, trabajando de la mano con los reguladores, las Bolsas de Valores, cámaras empresariales, institutos de gobierno corporativo, universidades y empresas de toda índole (pymes, empresas familiares, compañías de capital cerrado, listadas en Bolsa, empresas de propiedad estatal).
En este sentido, el Programa de Gobierno Corporativo de CAF ha logrado acumular una importante experiencia, sostenida en tres pilares:
- Generación de Conocimiento: Aportes conceptuales y herramientas, como son la redacción y publicación de estudios, estándares, lineamientos, manuales y guías sobre Gobierno Corporativo para las empresas, todas ellas de libre acceso en nuestro repositorio de publicaciones.
- Difusión de experiencias y formación a través de seminarios y a talleres de capacitación, así como redes regionales que promuevan el intercambio de experiencias.
- Implementaciones efectivas: Puesta en práctica de casos piloto de implementación de buenas prácticas en diferentes tipos de empresas, algunas de las cuales luego de mejorar su estructura de gobierno han incursionado en la búsqueda y acceso a nuevas fuentes de financiamiento, alternativas al sistema bancario, como lo son el ingreso a la Bolsa de Valores, la emisión de títulos de deuda o la participación en fondos de inversión.
A través de estas iniciativas aspiramos a continuar brindando apoyo a las empresas de la región en la creación de una verdadera cultura de buen gobierno.
Por: Andrés Oneto – CAF