El cáncer de ovario puede generarse en cualquiera de los dos ovarios (glándulas reproductoras femeninas), por un crecimiento descontrolado y anormal de las células. Desafortunadamente, es silencioso en su etapa inicial y la mayoría de los síntomas se presentan cuando ya ha avanzado.
Según la Sociedad Americana contra el Cáncer, sólo 20% de los casos de esta enfermedad se logra diagnosticar en etapa temprana. Es por ello que también se le conoce como la quinta causa de muerte en mujeres alrededor del mundo.
Estadísticas nacionales y mundiales
- Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan que más de 000 casos de cáncer de ovario se detectan al año, a nivel global, y fallecen cerca de 151.000 mujeres.
- Las cifras de 2015 de la OMS destacan que 132 panameñas fueron diagnosticadas con esta enfermedad en dicho año y alrededor de 86 también murieron.
- A lo largo de la vida, la mujer tiene 1,4% de probabilidades de desarrollar un cáncer de ovario invasivo y cerca de 1% de fallecer por esta causa.
- Aproximadamente, 50% de las mujeres detectadas con cáncer de ovario están por encima de los 62 años.
No pase por alto cualquier síntoma
Las mujeres no deben subestimar ninguno de los siguientes síntomas, por más comunes que parezcan, y menos si perduran más tiempo de lo normal.
- Inflamación en el abdomen: puede ser por acumulación de líquido o el propio cáncer.
- Síntomas urinarios como urgencia o frecuencia en ir al baño.
- Indigestión y náuseas.
- Aumento de presión o dolor en la mitad inferior del cuerpo (pelvis, abdomen o piernas).
- Sensación de llenura.
- Fatiga, falta de aliento y dificultad para comer.
Ante alguna de estas señales, lo mejor es acudir al médico para un chequeo y eventualmente, detectar a tiempo la enfermedad.
¿Puedo padecer cáncer de ovario?
Las mujeres que presenten uno o varios de los siguientes factores, son más propensas a padecer cáncer de ovario.
- Historial personal o familiar de esta enfermedad o de otros tipos como cáncer de mama, colon, recto o útero.
- Ser de raza blanca.
- Tener más de 55 años.
- Haber utilizado terapias de reemplazo hormonal para tratar los síntomas menopáusicos por 10 años o más.
- Padecer endometriosis.
- No haber tenido hijos.
¿Cómo diagnostican este cáncer?
Si una mujer presenta signos persistentes de la enfermedad, el ginecólogo o médico tratante realizará su historia clínica. Además, le practicará un examen físico y ginecológico, para conocer si existe líquido en el abdomen o alguna alteración en el tamaño de los ovarios, vagina u otros órganos situados en la pelvis.
También puede referírsele un ultrasonido, una tomografía computarizada (para ver si se ha propagado a otros órganos), laparoscopía o colonoscopía, en caso el tumor se haya diseminado al colon.
Cirugía: esencial para el tratamiento
Si bien el tratamiento dependerá de las condiciones de salud de la paciente, su edad, tipo de cáncer y etapa en la que este se encuentre, lo más usual es que las mujeres deban someterse a una cirugía. Destacan:
- Salpingo-ooforectomía unilateral o bilateral: se remueve el ovario con su trompa de Falopio de un solo lado o de ambos.
- Histerectomía completa: se remueven el útero y cérvix.
- Omentectomía: se quita una parte o todo el omento, tejido grasoso dentro del abdomen.
- Biopsias o “debulking”: se eliminan parte o la totalidad del diafragma, el apéndice, bazo, la vejiga o los nodos linfáticos del abdomen, de forma preventiva o para estudiar su estatus.
- Resección del intestino: parte del delgado o grueso.
También se pueden emplear la radioterapia, quimioterapia y las terapias dirigidas que atacan directamente a las células malignas y permiten preservar las saludables.
¿Cómo reduzco el riesgo de sufrir este cáncer silencioso?
- Practicar la lactancia materna con sus hijos bebés.
- Utilizar anticonceptivos orales.
- Practicar actividad física.
- Llevar una dieta balanceada y baja en grasas.