El 80% de los pacientes con Artritis Reumatoide tardan más de 5 años en ser diagnosticados

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La artritis reumatoide (AR) es una forma común de artritis que causa inflamación en el revestimiento de las articulaciones, causando calor, reducción en el rango de movimiento, hinchazón y dolor en la articulación. La AR tiende a persistir durante muchos años, suele afectar diferentes articulaciones del cuerpo y puede causar daños en cartílagos, huesos, tendones y ligamentos de las articulaciones.

Todavía no se sabe la causa de la AR; sin embargo, el sistema inmunológico del cuerpo desempeña un papel importante en la inflamación y en el daño que la AR ocasiona en las articulaciones. El sistema inmunológico es la defensa del cuerpo contra bacterias, virus y otras células extrañas. En la AR, el sistema inmunológico ataca a las propias articulaciones y pudiera afectar a otros órganos del cuerpo. En la AR, las células del sistema inmunológico invaden los tejidos de las articulaciones y provocan inflamación.

Los genes desempeñan un papel importante en el desarrollo de la AR. Los genes que están asociados con la AR son más frecuentes en la población anglosajona. Sin embargo, no todas estas personas llegarán a desarrollar AR. Se cree que estos genes generan, en algunas personas, una susceptibilidad o tendencia a incrementar el riesgo de desarrollar AR.

Aún se desconoce la razón por la cual algunas personas que poseen estos genes presentan mayor riesgo de desarrollar AR y otras no.

Si tiene AR, es probable que sienta los siguientes síntomas en algunas articulaciones: Ardor, hinchazón, hipersensibilidad, enrojecimiento, dolor frecuente, dificultad en la movilidad. Si los síntomas persisten por más de dos semanas se recomienda consultar a un médico especialista.

Diagnóstico

Se recomienda que el paciente acuda al médico idóneo para lograr un diagnóstico temprano. El mejor tiempo para tratar una AR es de 3 a 6 meses con el objetivo de alcanzar la remisión (estado de ausencia de actividad de una enfermedad en pacientes con una enfermedad crónica conocida).

Para evitar la discapacidad que provoca la AR, es fundamental lograr un diagnóstico y tratamiento lo antes posible, ya que esto favorece una menor inflamación y dolor que conduce al daño articular y a la disminución de la calidad de vida de los pacientes.

Prevención

El ejercicio puede llegar a convertirse en un alivio para los pacientes, ya que reduce el dolor y la rigidez. Dormir bien, alimentarse sanamente y evitar el consumo de alcohol y el fumado también son aliados para garantizar una mejor calidad de vida.

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