Las vacunas son una de las mejores herramientas que los padres pueden utilizar para proteger a sus hijos contra 14 enfermedades infantiles, las cuales pueden llegar a ser graves e inclusive causar la muerte. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la UNICEF, los programas de vacunación deben mantenerse en los países incluso durante la pandemia por COVID-19, para evitar rebrotes de enfermedades como la neumonía, influenza (gripe), el sarampión, la poliomielitis y difteria en niños.
Las vacunas ayudan a las defensas naturales de los niños a desarrollar inmunidad contra enfermedades prevenibles por vacunación (EPV) como las mencionadas. Gracias a la vacunación, al día de hoy muchos padres jóvenes no han visto los efectos de padecimientos como el sarampión o la poliomielitis en sus hijos ni en la comunidad. Por eso, es importante que los niños reciban todas las dosis de las vacunas, de acuerdo con las indicaciones del médico tratante, del calendario de vacunación recomendado y del esquema del país, para cuidar su salud y la de los demás.
Un brote se refiere a la aparición súbita de una enfermedad infecciosa, en un lugar específico y en un momento determinado. Todos varían de acuerdo con el agente causal, ya sea virus o bacteria, duración y si son o no enfermedades prevenibles por vacunación.
“En el contexto actual, una disminución de las coberturas de vacunación puede desencadenar un riesgo por brotes de enfermedades contagiosas, las cuales suelen complicarse y en muchas ocasiones, requerir hospitalización. Es por eso que en Pfizer, instamos a los padres a cumplir con el esquema de vacunación de sus hijos, de acuerdo con las indicaciones de su pediatra y los lineamientos del sistema sanitario del país, para evitar que padezcan enfermedades infecciosas y prevenir su propagación a través de las vacunas”, indicó la doctora Lenny Figueroa, gerente médico de Pfizer Centroamérica y Caribe.
Las vacunas procuran que, si el cuerpo entra en contacto con un agente infeccioso, este active una serie de funciones de defensa que les permitirá a las personas reaccionar más rápido, con una mayor eficiencia y si es posible, evitar padecer la enfermedad.
Beneficios de las vacunas para los niños
- De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud, las vacunas evitan entre dos a tres millones de muertes (salvan vidas) al año, al proveer protección contra diversas EPV.
- Son muy seguras y eficaces. Su relación entre riesgo y beneficio es de las mejores que hay.
- Una vacuna protege a la persona inmunizada y disminuye la propagación de la enfermedad.
- Efecto rebaño: la vacunación también protege a quienes nos rodean, incluidas las personas que tienen una mayor vulnerabilidad a sufrir una enfermedad grave.
- Permiten fortalecer la inmunidad natural del cuerpo. Estudios muestran que los niños vacunados sufren menos infecciones en general que los no vacunados.
Impacto de enfermedades prevenibles por vacunación
La enfermedad neumocócica es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en todo el mundo. Cifras de la OPS indican que el neumococo causó cerca de 8.9 millones de casos de neumonía, en el año 2015 a nivel mundial; siendo 3.5 millones graves o muy graves.
Adicionalmente, la neumonía es la causa que lidera los fallecimientos infantiles a nivel mundial. Cada año el 18% de todas las muertes de niños menores de cinco años se debe a esta enfermedad. En algunos niños hospitalizados, puede darse fiebre, el síndrome de dificultad respiratoria aguda, sepsis (inflamación descontrolada en el cuerpo que provoca una insuficiencia orgánica generalizada), debilidad e incluso, la muerte.
Por su parte, la influenza estacional puede ocasionar complicaciones en niños menores de cinco años, especialmente en los menores de dos, tal es el caso de neumonía, deshidratación, problemas en senos nasales o infecciones de oído y agravamiento de enfermedades cardíacas, así como asma.
La vacuna contra este virus ha demostrado que reduce los casos, las consultas médicas de padres, el ausentismo escolar e inclusive, el riesgo de hospitalizaciones.
Otro de los brotes que podría surgir si descuidamos la vacunación de los niños es el del sarampión. Este virus infecta el tracto respiratorio y puede generar desde ceguera y encefalitis hasta diarrea grave y neumonía. Si bien existe una vacuna segura y económica, se murieron 110.000 menores de cinco años debido a esta enfermedad, en el año 2017, en el mundo.
La poliomielitis es otra de las enfermedades infecciosas contra las cuales es importante vacunar a los niños. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), mientras exista un solo niño infectado a nivel global, los demás corren el riesgo de contraerla.
En el caso de la poliomielitis, una de cada 200 infecciones produce parálisis irreversible (suele ser en las piernas) y entre un 5% a 10% de estos casos mueren por parálisis de músculos respiratorios.
“La pandemia por COVID-19 nos ha demostrado lo importante que son las vacunas, así como el mantener al día el esquema de vacunación, tanto de nuestros hijos como de nosotros los adultos. Si en un grupo existe una cantidad suficiente de personas vacunadas, el agente infeccioso no podrá circular efectivamente; sin embargo, si la población no se vacuna, la cantidad de personas susceptibles a contraerlo incrementará, al punto de que la inmunidad de grupo desaparecerá y se volverá a transmitir”, acotó la doctora Figueroa.
Principios rectores para las actividades de inmunización durante la pandemia
Debido a la pandemia por la COVID-19, la OMS creó una serie de principios rectores y consideraciones para ayudar a los países en sus procesos decisivos relacionados con la prestación de servicios de inmunización en pro de la salud pública. Estos corren el riesgo de verse alterados por la carga adicional que genera esta nueva enfermedad y la disminución de la demanda de vacunación por temas de distanciamiento físico o limitantes de circulación.
Lo anterior, puede generar un incremento de personas susceptibles y de las posibilidades de aparición de nuevos brotes de EPV. Por eso, la OMS recomienda que cada país realice sus propias evaluaciones con base en la dinámica de transmisión local, su sistema de salud y epidemiología actual.
Entre los siete principios rectores destaca que la inmunización es un servicio de salud crucial que se debería priorizar, siempre que sea posible, con el fin de prevenir enfermedades transmisibles y salvaguardar su continuidad durante la pandemia de COVID-19. Podría ser necesario adaptar las estrategias de inmunización y aplicarlas en condiciones de seguridad que eviten ocasionar daños innecesarios a los profesionales sanitarios, cuidadores y la comunidad en general.
Adicionalmente, que se deberá mantener y reforzar la vigilancia de las enfermedades prevenibles mediante vacunación, a fin de posibilitar que la detección precoz y la gestión temprana de casos, cuando sea posible, contribuyan a la vigilancia de la COVID-19. Para conocer más acerca de los otros principios, puede acceder acá.
Según la OMS, al menos 80 millones de niños menores de un año corren el riesgo de contraer una EPV como consecuencia de la interrupción de la vacunación por motivo de la COVID-19.