Esclerosis múltiple: la enfermedad neurológica discapacitante más común en adultos jóvenes

0
7330

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad neurológica, autoinmune y crónica, cuyos primeros síntomas suceden entre los 20 y 40 años, lo que la convierte en la principal causa de discapacidad no traumática en adultos jóvenes.

Surge cuando el sistema inmunológico ataca, anormalmente, la vaina de mielina (cobertura de las fibras nerviosas) de la médula espinal, cerebro o nervios ópticos, lo que ocasiona inflamación y daño constante.

Impacto mundial y en el país

  • De acuerdo con la Federación Internacional de Esclerosis Múltiple, esta enfermedad la padecen alrededor de 3 millones de personas en el mundo.
  • Según dicha Federación, este padecimiento es dos veces más común en mujeres que en hombres.
  • Las regiones en donde se encuentra una mayor cantidad de casos de la enfermedad son Norteamérica y Europa (140 y 108 personas por cada 100.000 habitantes); sin embargo, Centroamérica no es la excepción.
  • Cerca de 341 personas viven actualmente con esclerosis múltiple en Panamá.

¿Cuáles tipos existen?

La mayoría de las personas con esta enfermedad suele diagnosticarse cuando tienen una forma remitente (EMR) o primaria progresiva (EMPP).

EM recurrente y con remisiones

·         Es la más común.

·         Se caracteriza por episodios de síntomas nuevos o recaídas, seguidos de periodos de recuperación.

·         Luego pueden sufrir síntomas de empeoramiento ininterrumpido.

EM primaria progresiva

·         Forma progresiva de la enfermedad marcada por síntomas de empeoramiento continuo, sin recaídas, pero con acumulación de síntomas asociados a discapacidad a lo largo del curso de la enfermedad.

·         Para este tipo todavía no hay tratamiento aprobado.

¿Cuáles son sus síntomas?

El camino de la EM es impredecible. Un pequeño grupo de personas tendrá poca o ninguna discapacidad mientras que en otros, la enfermedad incrementará y su discapacidad llegará a ser mayor a lo largo del tiempo.

Los síntomas dependerán de la localización de la enfermedad y magnitud de cada ataque que sufra el paciente. Destacan:

  • Sensitivos y musculares: pérdida del equilibrio, espasmos musculares, entumecimiento, problemas para moverse, temblores o debilidad en los brazos y las piernas y problemas para caminar, coordinar o hacer movimientos pequeños.
  • Oculares: visión doble, molestia en los ojos, movimientos oculares incontrolables y pérdida de visión (suele afectar un ojo a la vez).
  • Del habla y de la deglución: lenguaje mal articulado o difícil de entender y problemas para masticar y deglutir.
  • De vejiga e intestinales: estreñimiento y escape de heces; necesidad frecuente, urgencia intensa o incontinencia para orinar.
  • Entumecimiento, hormigueo o dolor: facial, espasmos musculares dolorosos, sensación de picazón, hormigueo o ardor en brazos y piernas.
  • Otros síntomas cerebrales y neurológicos: disminución de la atención, de la capacidad de discernir y pérdida de la memoria; dificultad para razonar y resolver problemas; depresión o sentimientos de tristeza; mareos o pérdida del equilibrio o de audición.

Un diagnóstico adecuado

Para detectar la EM se requiere la evaluación de un especialista en neurología, quien hará una revisión del historial médico del paciente y además, le practicará un examen neurológico, entre otras pruebas, según sea requerido.

Tratamientos para reducir la progresión

Actualmente, no existe cura para la esclerosis múltiple; sin embargo, los médicos utilizan una serie de medicamentos y terapias complementarias, así como orientación a la familia del paciente, en búsqueda de una mejor calidad de vida, mayor independencia de la persona y retardar, en la medida de lo posible, la aparición de discapacidad.

Adicionalmente, se recomienda recibir la terapia física.