La integración energética es un proceso inevitable, dinamiza los mercados, aumenta la competencia, y ayuda a reducir costos en el sector energético. Son partes de las conclusiones a las que llegaron el pasado 11 de mayo cuatro expertos que durante casi tres horas dialogaron sobre la interconexión eléctrica, llave para el desarrollo de América Latina, una iniciativa de la plataforma periodística Conecctas y el programa Ekla de la Fundación Konrad Adenauer.
En el conversatorio que se desarrolló en el centro de convenciones de la Ciudad del Saber, Ciudad de Panamá, Isaac Castillo, subsecretario de Energía de Panamá, empezó diciendo que “el mundo está en una transición eléctrica”, un proceso complicado que no se sabe cuánto puede durar. Sustentó su hipótesis en la alta volatilidad de los precios del petróleo, en el hecho de que las grandes empresas se están retirando del negocio y los Estados están tomando el control; y a ello suma la globalización y las nuevas tecnologías. “La energía juega un papel importante para la integración”, afirmó.
Fernando Aramburú Porras, economista, por su lado aseguró que la interconexión eléctrica “es un proceso natural, un producto que no tiene problemas de fronteras”. Agregó que “integrados somos más fuertes”. Esta idea la complementó José Ramón Gómez, especialista senior en energía del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quien expuso que muchos procesos de interconexión eléctrica nacen de un diálogo de un alto nivel político. «Son una buena excusa para que los países conversen. Dinamizan los mercados eléctricos, aumentan la competencia, y permiten reducir los costos de los energético como sucede en América Central», planteó.
Por su lado Katherine Segura, de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), al hablar de las barreras que enfrentan los procesos de interconexión, citó los aspectos de tipo normativo, políticos, institucionales, los relacionados con los derechos de soberanía, de los que explicó, «son cuestionables y cuantificables». La experta recomienda a los gobiernos buscar un marco común que permita ganar ganar. Explicó que el 36% de los obstáculos que limitan la interconexión, se deben a temas normativos, por lo que sugiere que los contratos energéticos entre países sean «flexibles y robustos”.
Los panelistas coindicieron además en que la política energética de Estados Unidos, país gobernado por Donald Trump, no tiene mayor impacto en América Latina. Estados Unidos, dijo, Castillo, no ha tenido una participación importante en el proceso del Sistema de Interconexión Eléctrica de los países de América Central (Siepac). «No va a ver un cambio, o un efecto significativo en el desarrollo del mercado regional», añadió.
También pusieron su mirada en la industria gasífera, a la luz de los planes que tiene Panamá para este sector. «El gas natural llegó para quedarse», dijo Gómez, quien puso el tema a debate al aportar que «la gran noticia» es el desarrollo de la industria de gas en Panama a través de la planta gasificadora que va a empezar a operar a 2019. Se trata de un proyecto de 1,500 millones de dólares, que incluye una planta de generación eléctrica para 381 megavatios.