La participación equitativa de las mujeres en todos los campos, incluida la ciencia y la tecnología, no sólo beneficia a las propias mujeres sino a toda la sociedad, por lo que se requieren condiciones que les permitan maximizar sus capacidades y desarrollar todo su potencial.
En vísperas del Día Internacional de la Mujer —a conmemorarse este 8 de marzo—, expertos de América Latina convocados por Pfizer se dieron cita en el foro virtual Mujeres por la Salud 2023: Innovación y Tecnología para la Igualdad de Género, en el que analizaron el papel de la mujer en estos ámbitos, a los que consideraron como piedras angulares del progreso en el mundo de hoy.
“A nivel global, el número de mujeres investigadoras en ciencia sigue siendo muy bajo. Hasta julio de 2019, la tasa promedio mundial de mujeres investigadoras era solo del 29%, según el Instituto de Estadísticas de la UNESCO. De hecho, sólo el 3% de los premios Nobel de ciencia han sido otorgados a mujeres. Afortunadamente, en toda América Latina y el Caribe, muchos países ya están implementando políticas para reducir la brecha de género en ciencia y tecnología”, señaló Andrew Martin, Presidente de Pfizer para América Latina.
Al reconocer a la innovación como motor de desarrollo de todos los países, Claudio Terra, Director de Transformación de Negocios Latam de Pfizer, recordó que se trata de un elemento presente en etapas muy importantes de la vida de las personas como el inicio de la escuela, universidad y vida profesional. Por tratarse de un camino de riesgo, destacó la importancia de innovar con un propósito, juntos y para todos, con base en objetivos, métricas, sistemas, políticas y prácticas, que hagan posible poner las cosas en marcha.
Por su parte, Florencia Truchi, Líder de Innovación y Transformación de Pfizer Argentina, advirtió que 50% de la población no está representada en el diseño de la tecnología, por lo que dejar a la mujer fuera de estos procesos se ha convertido en un problema global cuya solución es ya incluso contemplada como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización Mundial de las Naciones (ONU). La diversidad aporta un valor innegable en la innovación —comentó—, pues hace posible el desarrollo de propuestas de valor que integran múltiples puntos de vista.
En tanto, Emilia Restrepo, Rectora del Colegio de Estudios Superiores de Administración-CESA de Colombia, se refirió al programa de liderazgo de mujeres en juntas directivas en el que, más allá de las asignaturas tradicionales en administración y recursos humanos, ellas tienen cada vez más participación en materias como tecnología, transformación digital, innovación y sostenibilidad. Con casi 500 alumnas registradas en los últimos tres años, el CESA ya evalúa una ampliación de dicho programa a México y Panamá.
Desde su perspectiva como Líder de Proyectos Especiales de Huli, en Costa Rica, Marcela Rivera hizo énfasis en que la brecha de género en innovación y tecnología evidentemente existe y es imposible no ponerle atención, cuando una gran cantidad de productos se vuelven obsoletos a consecuencia de la usabilidad centrada en hombres. Por eso —aseveró— es importante impulsar la participación en ambos campos de niñas y jóvenes, pero también de mujeres adultas, así como la innovación abierta, tan natural en las start ups y ahora cada vez más presente incluso en grandes compañías de alcance global.
Especialista en Innovación y Productividad, la periodista argentina Martina Rua dio por concluida la conversación reconociendo los avances logrados, aunque sin dejar de señalar que todavía queda camino por recorrer para cambiar la realidad, lo cual deberá hacerse entre todos, hombres y mujeres —y también entre empresas, gobierno y medios—, porque no hay otra opción.