Esta acción ayudará al país a amortiguar el cambio climático, proteger los ambientes marino-montañosos de aguas profundas de Panamá y resguardar la fauna de las intervenciones humanas.
Con la expansión del área marina protegida de Banco Volcán en el Caribe panameño, el gobierno de Panamá con el apoyo del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), ha logrado proteger más de la mitad de sus océanos. En el marco de la Conferencia Our Ocean 2023 en la ciudad de Panamá, el presidente Laurentino Cortizo y el ministro de ambiente Milciades Concepción firmaron un Decreto Ejecutivo que otorga a Banco Volcán 93,390 kilómetros cuadrados de protección.
Creada en 2015, con 14,212 kilómetros cuadrados, el “Área de Recursos Manejados Banco Volcán” es una zona con recursos naturales únicos, como cadenas montañosas de gran profundidad y una alta biodiversidad que incluye varias especies migratorias y especies protegidas y en peligro, todas importantes para la salud de los mares. La propuesta para ampliar sus límites se hizo en respuesta a una solicitud del Ministerio de Ambiente el año pasado, luego de una revisión del área protegida por el científico de STRI Héctor Guzmán y teniendo en cuenta la integridad ecológica de la región.
La expansión del Área Marina Protegida Banco Volcán en 2023 no solo ha llevado a Panamá a proteger más del 54% de sus océanos, sino que también amortiguará el cambio climático, protegerá los ambientes marino-montañosos de aguas profundas de Panamá y ayudará a resguardar la fauna de las intervenciones humanas, incluyendo varias especies de peces e invertebrados de alto valor comercial, como la langosta espinosa (Panulirus argus). Por lo tanto, esta acción tendrá un impacto directo en la protección de un recurso sostenible importante para las comunidades costeras indígenas y afrocaribeñas de Panamá. Además, podría mantener la conectividad de las rutas migratorias de especies oceánicas y marino-costeras en el área que se extiende por las costas caribeñas de Jamaica, Colombia, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá.
“Con la protección de más de la mitad de sus mares, incluyendo extensas reservas oceánicas en ambos lados del istmo, Panamá no solo está garantizando la conservación de su biodiversidad marina y el sustento de las personas que dependen de estos ecosistemas a futuro, sino que se posiciona para liderar un esfuerzo regional mucho más ambicioso”, dijo el biólogo marino de STRI y co-fundador de la red MigraMar Héctor Guzmán.
STRI ha acompañado al gobierno panameño con las bases científicas para la creación de nuevas áreas marinas protegidas durante casi dos décadas, empezando con la del Parque Nacional Coiba en 2004 y seguido por el archipiélago de Las Perlas en 2007, ambas en zonas costeras del océano Pacífico. En 2015, STRI lideró el diseño y justificación científica para la creación de las dos primeras áreas marinas protegidas oceánicas: Banco Volcán en el Caribe y Cordillera de Coiba en el Pacífico, ayudando a Panamá a proteger el 13% de sus mares. Con esto, el país superó la meta internacional Aichi para la diversidad biológica.
Unos años después, en 2021, STRI nuevamente apoyó al gobierno panameño con los datos científicos para la expansión de los límites de protección para la Cordillera de Coiba. Con esta acción, Panamá alcanzó un total de 98,228 kilómetros cuadrados de áreas marinas protegidas en todo el país y cumplió nueve años antes con la meta de la Iniciativa 30×30 de las Naciones Unidas de proteger al menos un 30% de su superficie marina para el año 2030.
“La expansión de Banco Volcan es un primer paso esencial para la protección regional a gran escala de la biodiversidad marina”, dijo el director de STRI, Joshua Tewksbury. “Se requerirá mucha más ciencia por nuestra parte y por parte de otros para garantizar el monitoreo de esta enorme área y asegurar que las políticas establecidas realmente nos brinden los ecosistemas sostenibles que todos queremos”.
Durante dos décadas, Héctor Guzmán ha realizado ciencia de vanguardia para apoyar la creación de nuevas Áreas Marinas Protegidas en Panamá.
Credito: Ana Endara, STRI.